Me da vergüenza decir que soy costarricense cuando hay personas que se quejan porque no pueden vivir con dos millones de colones mensuales, y por eso, sin esfuerzo y con pocos días de trabajo piden un aumento salarial de 1.8 millones de colones. Mientras que otras personas apenas y sobreviven con el salario mínimo.
Me da vergüenza decir que soy costarricense cuando veo a estudiantes escolares, colegiales y universitarios asistir a duras penas a clases, tal vez sin haber comido y sin los útiles debidos, y que no se les apoye como se debe. Mientras que otros estudiantes que no lo necesitan, utilizan lo que les dan de beca para pagar sus celulares, ir al cine, y otros lujos. El derecho a la educación se ve cada vez mas opacado por el egoísmo.
Me da vergüenza decir que soy costarricense cuando nos jactamos de ser “un vergel bello de aromas y flores” y al mismo tiempo y sin escrúpulos nuestra naturaleza es violada y asesinada.
Me da vergüenza decir que soy costarricense cuando me representa un gobierno cuya ideología principal es dejar que los pobres sigan pobres y que los ricos sean más ricos. Me da vergüenza decir que soy costarricense cuando me representa una marioneta. Me da vergüenza decir que soy costarricense cuando los que me representan son personas cegadas por el poder y el dinero.
Por esto y muchas cosas me da vergüenza decir que soy costarricense.